Frase de Roadmaster.
Imagen: geocities.ws
Los hombros del ángel se estremecían mientras lloraba. Al principio, ése le parecía un trabajo bastante fácil, pero últimamente se había convertido en la peor de sus pesadillas. No sólo era invisible para todo el mundo sino que no podía sentir cómo antes. Lo cierto es que todo esto estaba acabando con él. Hacía tiempo que no entendía nada… ¿si ya no sentía cómo podía estar tan triste?
Se maldecía una y otra vez por haber aceptado aquel trabajo, si hubiera sido capaz de decir “no”… Pero ahora era tarde, estaba condenado a ser un ángel para la eternidad. Ya no había solución para él, pero tal vez para otros sí. Esa idea llevaba semanas rondándole la cabeza cuando, por fin, decidió hacer algo útil con su ya maldita existencia: a partir de ese momento avisaría a futuros ángeles para que rechazaran la tentadora propuesta.
No tardó en conocer a un candidato. Era un chico de unos 20 años, le pareció tan joven… Se dedicó a seguirle a todas partes – algunos decían que incluso acechándole – para conseguir conocerlo a fondo, tenía que salvarlo a toda costa. Así supo que era un chico bastante popular, sus amigos lo adoraban, pero cuando estaba solo algo fallaba, no estaba totalmente contento con su vida.
La situación le preocupaba bastante a nuestro ángel, ya que sentía que la historia se repetía, los acontecimientos se precipitaban estrepitosamente y no había nada que él pudiera hacer para evitarlo. El chico parecía estar cada vez peor, más triste, más aislado de todo y de todos… todo se repetía sin remedio.
Un día, cuando se dirigía a casa del chico, empezó a oír la sirena de una ambulancia. Lo sabía, estaba convencido de que iba a ocurrir, ese sentimiento premonitorio le perseguía desde hacía demasiado tiempo. Así, cuando llegó a su destino, vio que el chico se había suicidado, se lo encontró de frente e intentó hablar con él, con su espíritu, pero salió corriendo asustado.
- Espera, no corras tanto…
- Déjame en paz, hace tiempo que siento tu presencia… no sabía muy bien lo que era pero…
- Sí, he estado contigo…
- ¿Por qué? ¿Qué te he hecho?
- Nada, sólo quería avisarte de que… - pero un personaje salido como de la nada le quitó la palabra.
- Ven conmigo, éste sólo te traerá problemas.
- ¡No! No le escuches por favor…
Desde la distancia, vio cómo hablaban, cómo el chico parecía estar cada vez más entusiasmado, cómo el otro le iba convenciendo poco a poco. Gritó todo lo que pudo pero no le oía, estaban como en otro mundo… Todo su esfuerzo había resultado en vano.
- ¿Decepcionado verdad?
- ¿Qué haces tú aquí?
- Sé que no es fácil, yo también he pasado por esto.
- No lo creo.
- ¿Sabes? No hace tanto tiempo, tú eras el que estabas ahí, ilusionado con la posibilidad de convertirte en un ángel.
- ¿Cómo? ¿Tú intentaste…?
- Ahora lo entiendes… pero ya es demasiado tarde…
- No es justo.
- Lo sé, pero parece que estamos condenados a cometer los mismos errores una y otra vez…
Y así fue como, aquella tarde, un nuevo ángel apareció en la ciudad ignorando que su gran ilusión no iba a tardar en convertirse en una profunda decepción.
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A veces sucede eso, tomar decisiones de las cuales luego nos arrepentimos y para las que no hay marcha atrás.
ResponderEliminarLas apariencias son engañosas :)
Saludos y besos.
Me gusta tu relato de nada es lo que parece.
ResponderEliminarYo creo que a lo hecho pecho, para bien o para mál. Besitos.
Luz de Luna
Me pregunto cómo el ángel protagonista puede haber llegado a esos niveles de vacío... en fin. Me ha parecido bastante original esta desmitificación de los ángeles.
ResponderEliminarUn pajarito me ha chivado que te vas a Finlandia... tal vez en mi blog veas cosillas interesantes ;-)
¡Besos!
Si es que hay trabajos que prometen mucho... Pero como yo digo, si el trabajo fuera bueno, tu pagarías por hacerlo y no al revés
ResponderEliminarHola wapísima!!
ResponderEliminarPues sí eh nena... es curioso que las dos nos hayamos basado en incapacitar al ángel de sentir, poder tocar, etc... en convertirlo en un mero espectador... ¿por qué lo hemos hecho? ¡A saber! Pero el caso es que nuestros angelotes van a ir directitos a la cola del paro, porque... ángeles sí, pero de la guarda... ;) jejeje Vaya que bastante dejan que desear!!! :P
Mil besotes y mil aplausos solete!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl tren solo pasa una vez, y sin embargo nos engañamos toda la vida; suele haber una única oportunidad para todo.
ResponderEliminarMe gusta la idea, es muy original. Nunca se me habría ocurrido que un angel pudiera no sentir, o que su condición fuera una condena...
ResponderEliminarPrecioso cuento
Un beso
Una idea muy original y nuevo concepto sobre lo que son los ángeles. Me ha gustado mucho :D
ResponderEliminarBesitos,
Mun
Wow, o sea que la historia se irá repitiendo una y otra vez no???
ResponderEliminarJoer, y yo que tenía otra idea de los ángeles.
Salu2
Si es que realmente ser un ángel para toda la eternidad tiene que ser un verdadero coñazo!! Siempre estar haciendo cosas buenas y no poder hacer gamberradas, cochinadas, etc... vaya putada!! jajaja
ResponderEliminarUn besillo!! xD
Nada, quiero ser un diablo! a ser posible azul que el rojo no me gusta :)
ResponderEliminarFelicidades xanina!! No solo escribes genial sino que tu inspi no deja de estar inspirada relatándonos escenarios inéditos y sobre todo descubriéndote a ti misma cualidades que afortunadamente dejas de negarte.A lo gran persona que espero ya sepa que eres le unes tu fuerza para no rendirte y tu alegría con que afrontas todo con una sonrisa impagable. No te pido que lo hagas en finés pero si aunque sea a tantos kms sigas escribiendo!
Felicidades! Un abrazo!