lunes, 19 de diciembre de 2011

Cuentacuentos (31)

Frase de Fernez.

Tenía la sensación de haber escuchado tantas veces esa canción que creía sabérsela de memoria. Sin embargo, a menudo se sorprendía escuchándola como si fuera la primera vez. Dependiendo de su estado de ánimo o situación, la letra parecía adquirir un significado completamente nuevo.

La mayor parte de los días, era una canción que le encantaba. Le hacía pensar en sus amigos. Casi instantáneamente, volvían a su mente infinidad de historias y aventuras vividas con todos ellos: los cafés a media tarde hablando de todo y de nada, las llamadas interminables, los viajes que habían hecho juntos, las bromas recurrentes y las historias que nadie más entendía, las noches de fiesta y los pequeños problemas que, lejos de separarlos, les habían unido más que nunca.

Otras veces había utilizado esa misma canción para aconsejar a sus amigos, especialmente si ya no sabía qué hacer o decir para que se sintieran mejor. Aún recordaba cómo, unos meses antes, le había dicho a una amiga que alguien que no está en los malos momentos no es un amigo. Prácticamente la había obligado a escuchar esa canción con ella para que sus palabras cobraran sentido. “No te preocupes por los que han desaparecido de tu vida ahora, porque no merecen tu amistad. En estas situaciones te das cuenta de quién es realmente tu amigo y quién no lo es. Es duro, pero te hace pensar, ¿no crees?” Su amiga asentía e intentaba sonreír. Sabía que lo que le decía era cierto, pero no por eso dolía menos.

Tristemente, esa canción no sólo le traía buenos recuerdos o le ayudaba a dar consejos. Había días que la letra parecía demasiado real, tanto que casi llegaba a odiarla. Y eso fue precisamente lo que ocurrió ese domingo lluvioso, cuando fue a visitarla y no supo reaccionar. No podía creerlo, ella era una de sus mejores amigas y sentía que tenía que estar ahí para ella pero, al mismo tiempo, sentía una tremenda impotencia al no saber qué decir, qué hacer o cómo ayudarla. Intentaba repetirse a sí misma que sólo con estar allí ya estaba haciendo mucho, pero esa idea no la consolaba.

Esa noche, cuando llegó a casa, sólo pensaba en escuchar esa canción. Quería volver a recordar los buenos momentos, quería el consejo que le había dado a su amiga meses atrás, quería olvidarse de lo inútil que se había sentido esa tarde y, sobre todo, quería poder ayudar a su amiga la próxima vez. Preparó un té, se acomodó en el sofá y empezó a escuchar…



Más historias: http://www.elcuentacuentos.com

11 comentarios:

  1. Jo! justo la canción no me deja verla. Luego pruebo en casa, a ver si hay más suerte.
    Qué bonito que una canción te acompañe con tan buenos recuerdos.

    ResponderEliminar
  2. Bonito relato al igual que la canción que has elegido.
    Un besote!

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. A veces ayudamos simplemente con estar, no hace falta nada más. Una canción preciosa para un relato perfecto.

    Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

    ResponderEliminar
  5. Las preocupaciones de los amigos (sean buenas o malas), pueden manifestarse de mil formas distintas, y no por eso dejan de dar servicio a su amistad. Aunque también hay que valorar, tanto un lado como el otro, si tal preocupación es digna de ser manifestada o recibida.
    Un relato corto y lleno de sentimientos, con una BSO para su lectura.
    Felicidades.

    Hell.

    ResponderEliminar
  6. Xanina, a la protagonista puede que le suceda, que se halle ante ese momento en que por dentro busca y rebusca un algo mientras permanece ajena a su propia presencia, a lo que ella aporta.
    Pero como se te ocurra a ti doyte con el click hasta que borrarte tal circunstancia de la cabeza :)

    Precioso relato amiga azulona! :p Un abrazote

    ResponderEliminar
  7. pues... Me has hecho recordar, yo que estoy en el mundo de la música que una vez tuve la inquietud de hacer una música que hiciera reir, otra que hiciera llorar, etc... Luego pensé que podría hacer una que diera todas las sensaciones juntas. La hice, y vi como varias personas lloraron incesantes, pero ninguna la vi sonreir, pensé que había fracasado en el intento, pero no, porque años después la volvi a escuchar y me provocó una sonrisa. La música es infinita, y lo que entiendo de tu texto y de la vida general es que no se puede vivir sin ella. Felicidades.
    Mundoyás.

    ResponderEliminar
  8. Es curioso, yo he sentido muchas veces esa sensación de amor-odio a una misma canción, y siempre me sorprende la capacidad que la música tiene para influir en nuestro estado de ánimo, positiva, negativamente o incluso las dos a la vez, dependiendo de los recuerdos que rescate esa melodía.

    Como cada semana, un auténtico placer volver a leerte :).

    ResponderEliminar
  9. Es curioso todo lo que puede significar una canción en nuestras vidas. Un canción que escuchas en tus momentos de soledad y cuyo ritmo cambia y se adapta al compás de los latidos de tu corazón, de tu ánimo. Lo que un día disfrutas, otro día anhelas. Precioso relato-retratro de realidad para muchos de nosotros.
    Besitos desde mi mirilla :)

    ResponderEliminar
  10. Está claro, que la música siempre nos acompaña en los buenos y en los malos momentos y a veces no le damos la importancia que merece. Me ha hecho pensar tu texto sobre la "verdadera" amistad y ello me gusta.

    Besotes.

    ResponderEliminar
  11. Los amigos son como las buenas canciones, siempre estan ahí

    Un relato muy bonito lleno de sentimientos, me gusta

    bessos!

    ResponderEliminar